sábado, 23 de marzo de 2013

Curado del tajine




El tajine es una olla de barro originaria de la zona del Magreb que consiste básicamente en un perol de barro con una tapa en forma de cucurucho invertido... La original es de barro cocido aunque en la actualidad se encuentran muchas esmaltadas. Las esmaltadas no necesitan curado pero las de barro sí, igual que cualquiera de nuestros utensilios de barro como cazuelas o peroles... 

Yo compré el mío esmaltado en gran parte, salvo en su parte inferior, donde recibe el calor, por lo que, por precaución, lo curé de la siguiente forma:
  • lo sumergí completamente en agua una noche entera
  • pasado ese tiempo, lo sequé bien y lo unté con aceite de oliva
  • una vez untado lo metí al horno en frío, lo puse en marcha a 160º C y lo tuve una hora
  • pasada la hora, apagué el horno y dejé que se enfriara con el tajine dentro.
Y ya está curado...

Cuando cocinamos con el tajine hay que tener en cuenta que hay que trabajar con un fuego mínimo, pequeñísimo, de lo contrario se nos quemará la comida y el tajine. Esto hace que ahorremos mucha energía ya que apenas necesitamos fuego. Contrariamente a lo que se puede pensar, el trabajar con tan poco fuego no alarga los tiempos de cocción, esto se debe a la forma del recipiente con esa tapa en forma cónica (cucurucho).

Hay que poner atención a la colocación de la tapa, para que no se escape el vapor, de lo contrario nos quedaremos sin caldo y se nos quemará la comida. 

Como cualquier otro recipiente de barro, mantiene durante mucho más tiempo el calor que los utensilios metálicos. 

El proceso de curado sirve para cualquier recipiente de barro, no sólo para el tajine. 

Hay otras formas de curarlo, como:

con ajo:
  • sumergir el recipiente toda una noche en agua
  • secar y untar con ajo por todas parates
  • llenar de agua
  • hervirlo un rato, a fuego mínimo, sin que se consuma el agua   
con ajo, huevo y leche:
  • untar todo el recipiente con ajo
  • pintarlo completamente con clara de huevo y dejar que se seque totalmente
  • llenar con leche y llevar a ebullición.
A mí particularmente me gusta la primera forma de curarlo porque he probado las otras dos y no he tenido buenos resultados, ¿casualidad?, además de que como la última lleva leche y yo no tomo lácteos, me resulta desagradable porque luego me da la impresión de que huele a leche durante mucho tiempo pero, cada uno que elija lo que más le gusta o lo que le parece más fácil.

Por supuesto, el barro, incluso el esmaltado, es muy sensible a los golpes, así es que hay que manipularlo siempre con cuidado.



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