Hola a todos...
Por lo general me gusta todo tipo de pescado pero si alguno me resulta especialmente exquisito, es el salmonete... Si son pequeños, simplemente los frío, que queden bien crujientes, y ya está, están buenísimos pero, si son grandes, este era enorme, se pueden preparar de muchas formas y hoy lo he hecho con cilantro y ajo, es muy sencillo, veréis...
INGREDIENTES:
- 1 salmonete de 0,5 Kg, aproximadamente.
- 1 ramillete de cilantro.
- 2 dientes de ajo.
- aceite.
- sal.
PREPARACIÓN:
Como tenía el salmonete congelado, lo que simplifica la limpieza, lo he sacado del congelador y le he quitado la cabeza y las tripas, es un poco incómodo porque se te quedan las manos congeladas, pero se trabaja mucho mejor así, aunque da igual si lo tenéis fresco. Una vez quitas cabeza y tripas, lo he abierto en dos por la espina y le he quitado las escamas con ayuda de un cuchillo. Al ser grande, sus escamas también son grandes y, estando congelado, se retiran muy bien trabajando desde la cola hacia la cabeza, es decir, al contrario de como están dispuestas. Basta con levantarlas con la hoja del cuchillo y tirar de ellas para arrancarlas.
Una vez limpio y lavado, lo disponemos en un plato con la piel hacia abajo y espolvoreamos un poco de sal y reservamos.
En el mortero majamos los ajos y el cilantro con un poco de sal; cuando esté bien picado, añadimos aceite de oliva y removemos bien. Esperamos un poco para que los sabores se amalgamen y luego pintamos el pescado con este majado.
Lo dejamos así un rato, mientras se termina de descongelar el pescado y luego lo ponemos en una plancha o sartén con unas gotitas de aceite y la piel hacia abajo. Veremos como va cambiando la carne de color, se hace cada vez más blanca. Cuando esté casi hecho, damos la vuelta, para que se termine de hacer por encima y cuando esté, lo servimos.
El salmonete es un pescado de carne blanca, blanquísima diría yo, delicada y sabrosa al que le va muy bien el sabor del cilantro porque es más aromático y delicado que el perejil, la combinación de sabores es muy sutil, quedando potenciada por el ajo que aporta un sabor un poco más fuerte. El resultado es muy aromático.
Para acompañar, unas simples patatas fritas, con un poco de sal y pimienta. Conviene un sabor suave, para no enmascarar el del plato principal, el pescado.
Y he aquí el resultado.
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